Las emisiones de CO2 son uno de los factores mas contaminantes del planeta. La presencia de las partículas de dióxido de carbono influyen en el cambio climático a una velocidad vertiginosa, que además ha aumentado en las últimas décadas. De ahí a que sea obligatorio realizar un control de dichas emisiones en todos los ámbitos. Al igual que los sectores más contaminantes disponen de una legislación específica para evitar el exceso de gases efecto invernadero a gran escala, no se pueden pasar por alto las viviendas particulares, edificios y locales comerciales, así como las instalaciones de energías renovables.
Todo ello se regula gracias a la “Certificación de eficiencia energética”. Este sistema de etiquetado es un trámite obligatorio en territorio español y se trata de un registro oficial que clasifica a los inmuebles según el consumo de energía y las emisiones de CO2. Esta escala agrupa a los más eficientes en la letra A y dependiendo de las características de la construcción, se les asigna de manera consecutiva una letra en orden alfabético hasta la G, la cuál hace referencia a los más contaminantes.
Al tratarse de un proceso legal, todos los edificios ya sean construcciones nuevas o antiguas, necesitan disponer de él o de lo contrario, el propietario se enfrentará a una sanción económica. La normativa acoge una lista de supuestos en caso de tratarse de edificios con reformas de ampliación, locales pertenecientes a las Administraciones públicas, etc. En situaciones de compraventa, es el propietario o promotor, el que debe encargarse de que los trámites estén en regla y la persona que adquiere el inmueble pueda consultar en todo momento el estado de la certificación.
La escala de certificación de eficiencia energética nos indica las emisiones de CO2 que emite un inmueble
El proceso de certificación energética es realizado única y exclusivamente por técnicos especialistas en la materia, los cuales suelen ser arquitectos o ingenieros. Los pasos a seguir para emitir el certificado correspondiente comienzan con una visita al inmueble, donde se recopila toda la información necesaria referente al consumo, valorando la iluminación, los sistemas de calefacción, etc. A continuación se realiza un cálculo a través de un Software homologado, el cual asigna de forma automática a la construcción, una letra correspondiente según los datos introducidos. Y por último, se emite la etiqueta que junto con la certificación, incluye una lista d medidas para mejorar la eficiencia e información sobre las emisiones. La única excepción de la certificación de eficiencia energética son algunos edificios emblemáticos históricos o protegidos, los cuales después de un estudio previo se les asigna la excepción total o parcial.
Las instalaciones de autoabastecimiento de energías renovables también deben disponer del certificado de eficiencia obligatorio para construcciones
En el caso de las instalaciones fotovoltaicas o zonas de recarga para vehículos eléctricos, se rigen por una normativa especial para ello. Las infraestructuras de paneles solares para autoconsumo de energía eléctrica deben estar inscritas desde el inicio en el Registro de Autoconsumo de Energía Eléctrica que está respaldado por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico. El proceso de acreditación se lleva a cabo de igual manera que las nombradas anteriormente, por técnicos especializados y siendo necesario el cumplimiento de los requisitos legales. Una vez acreditadas, Los ayuntamientos de cada municipio disponen de las certificaciones para que las instalaciones de energías renovables pueden ser beneficiarias de las subvenciones y ayudas propuestas por las Administraciones públicas, siendo el titular o propietario el que tiene la responsabilidad de encargarse del mantenimiento requerido.